Durante los últimos años ha surgido una nueva forma de acoso escolar basada en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación como vías o escenarios de las agresiones, el cyberbullying. Además, se ha distinguido, en función del medio específico, entre cyberbullying mediante teléfono móvil y mediante Internet (Smith et al., 2008).
En la actualidad, esta distinción está empezando a ser reconsiderada debido al avance de las utilidades de los dispositivos tecnológicos, puesto que las características de audiencia, publicidad y permanencia, dan al cyberbullying una naturaleza específica en cuanto al vínculo relacional entre víctima, agresor y posibles espectadores (Mora-Merchán y Ortega, 2007; Ortega y Mora-Merchán, 2008).
Así, en el cyberbullying, los protagonistas se comunican aunque se encuentren alejados físicamente, y además, la agresión que se realiza, puede ser observada por un número indefinido de personas, la identidad del agresor puede ser desconocida por la víctima y el canal de la agresión puede estar abierto constantemente.
Hoy día el móvil e Internet son dos instrumentos fundamentales dentro de nuestra sociedad, a través de las llamadas de móvil, Whatsapp, y muy especialmente de las redes sociales, los adolescentes han encontrado una nueva forma de establecer relaciones entre ellos. Pero también tenemos que tener en cuenta, que a pesar de las ventajas de su utilización, existe un uso inadecuado de estos dispositivos y redes sociales, pudiendo utilizarse estos medios para amenazar, intimidar, difundir falsos rumores, suplantar la personalidad, lo que ha generado en los últimos años el término cyberbullying (Álvarez-García, Núñez, Álvarez, Dobarro, Rodríguez, y González-Castro, 2011).
Siguiendo a Mora Merchán, Ortega, Calmaestra y Smith (2010), las características propias del cyberbullying son:
- Las víctimas no encuentran refugio de sus agresores, puesto que las características de Internet hacen que las víctimas siempre estén expuestas a los ataques de sus agresores.
- El número de espectadores es mayor que en el bullying tradicional, ya que la difusión de una imagen, texto o vídeo en Internet es enorme.
- La potencial intensidad de las agresiones, dado que la palabra escrita, los vídeos o imágenes hacen mucho más daño psicológico que la agresión verbal.
- El anonimato que ofrece la red puede llevar a que los agresores no sean descubiertos y por tanto queden impunes.
Por lo tanto, ante las constantes informaciones que, a día de hoy, van apareciendo en los medios de comunicación referidas a esta temática de violencia escolar protagonizadas por adolescentes y el creciente uso de las TIC que hacen desde este colectivo consideramos necesario influir preventivamente y de forma positiva, en el alumnado que realiza estas agresiones con el objetivo de evitar o disminuir la frecuencia de las mismas, para ello, instrumentos como el uso de un aula virtual donde se les facilite herramientas de Inteligencia emocional es algo muy instructivo dentro de nuestros centros escolares.
- Un Plan exitoso contra el acoso escolar - 26 febrero, 2019
- Implicación de las familias en la educación - 24 marzo, 2018
- Estrategias para el desarrollo de la Inteligencia Intrapersonal - 28 enero, 2018